“Oiga, ¿y por qué no trajo el carro antes?”. Cuando un mecánico nos suelta esta frase, el diagnóstico, por lo general, apunta en una dirección: la falla detectada, que terminó por causar la visita al taller o centro de servicio, se fue construyendo poco a poco y siempre contó con el apoyo de nuestro descuido o desdén. No importa qué le contestemos al especialista, hay un grado de responsabilidad que será imposible esquivar.
Por eso, en el cuidado de cualquier automóvil (de hecho, en el de todo automotor), las acciones de mantenimiento y cuidado preventivo son sumamente importantes.
Y en torno a este tema, hay un asunto que es muy necesario aclarar. Las labores de prevención abarcan múltiples dimensiones y actividades, sin embargo, una buena parte de ellas –para nuestra infinita buena fortuna– no nos exigen amplios conocimientos técnicos; un conductor promedio, interesado en proteger su patrimonio automotriz, las puede llevar a cabo sin mayor problema. Por supuesto, tampoco hay que confundir las cosas: la meta nunca será cancelar las visitas al mecánico, en realidad, la idea es impedir que el taller de confianza se transforme en una sala de emergencias (ese lugar al que nadie quiere llegar y en el que puede pasar cualquier cosa).
Para comprobar lo mucho que podemos hacer por nuestro automóvil, vale la pena revisar los resultados de una encuesta reciente (organizada en Estados Unidos durante el año pasado). Según la consulta, en 2020, a causa de la pandemia de Covid-19 y sus necesarias medidas de distanciamiento social (lo que restringió el acceso a los talleres), el 65% de los dueños de automóviles realizó por su cuenta las labores de mantenimiento de la unidad, y dentro de este grupo, el 80% afirmó que lo hizo por razones de conveniencia, como ahorrar dinero o extender la vida útil de su auto.
La investigación sugiere otro factor interesante. Al parecer, gracias a los recursos disponibles en Internet, una buena cantidad de dueños se sintió con la confianza suficiente para entrar en el mundo de la mecánica, ya sea para realizar acciones sencillas de cuidado preventivo o intentar ajustes de cierta complejidad.
En el terreno del mantenimiento y la prevención, lo anterior nos debería recordar dos factores relevantes. Por un lado, en el cuidado de nuestro auto, hay muchas medidas que podemos tomar. Una de las más sencillas y que más beneficia, que cualquier persona –literalmente– puede ejecutar: aplicar químicos para proteger el motor y sus componentes, y así mejorar el rendimiento del automóvil. Sin embargo, en este campo, el factor clave es recurrir a tratamientos y no a simples aditivos. Un tratamiento se basa en tecnología más avanzada, está diseñado para tener efectos más sofisticados en lo mecánico y sus beneficios tienen implicaciones positivas en el corto, mediano y largo plazos.
Asimismo, si se quiere recurrir a Internet para encontrar los mejores productos y los mejores consejos en materia de líquidos especiales, el único error es confiar ciegamente en el “googlazo” –que, la verdad, es muy útil para otras cosas. La mejor opción es ubicar a las marcas líderes del segmento, las cuales podemos identificar por varios aspectos, como una larga trayectoria en el mercado, un amplio catálogo de soluciones (para diversas máquinas, funciones y componentes) y una extendida red de distribuidores autorizados. Mejor todavía, las marcas de esta categoría, conscientes de que Internet ya es una fuente obligada de tips, incluyen en sus páginas web galerías de video en las que muestran cómo aprovechar sus productos.
Las visitas al taller no tienen que involucrar charlas que nos llenen de remordimientos, de arrepentimiento por las cosas que dejamos de hacer. Siempre hay mejores temas para platicar con nuestro mecánico de confianza.
Por Gabriela Zatarain, Gerente de Marca Sea Foam en México