No tiene nada de malo reconocerlo. Cuando te paras frente a tu automóvil estacionado no puedes evitar los suspiros. Desde hace más de un año, las oportunidades para poner las manos en el volante y encender el motor han sido realmente escasas. Se extraña el traslado a la oficina, la visita familiar, la escapada a la playa. Por supuesto, el sacrificio bien vale le pena, ya que las restricciones a la movilidad social tienen un papel muy importante en la contención de la pandemia de COVID-19.
Ahora bien, si sólo te has dedicado a "sufrir" por las aventuras perdidas y no te has preocupado por los efectos de la inmovilidad en tu auto, tus suspiros podrían convertirse en un feo dolor de cabeza o de estómago.
Si la situación sanitaria de tu entorno aún sigue causando un bajo uso del auto, debes tomar algunas medidas para evitar que la inmovilidad termine por -literalmente- pasarte una factura. Algunas recomendaciones básicas en este sentido:
- Aunque no vayas a ningún lado, enciende la unidad con regularidad (por lo menos una vez a la semana, durante 10 a 15 minutos) para evitar que la batería se descargue. Hay distintos componentes electrónicos que, aunque el automóvil esté parado, siguen consumiendo energía. En una situación de emergencia, no querrías afrontar el problema de no poder trasladarte porque tu auto se quedó sin batería.
- Infla las llantas por encima de la presión recomendada. En una condición de inmovilidad, los neumáticos pueden perder aire y ser deformados por el peso fijo de la unidad -y si esto ocurre, por tu seguridad, tendrás que invertir en sustituirlos. Si es posible, mueve un poco el auto o estaciónalo en una posición diferente, esto ayuda a cambiar los puntos de apoyo de la unidad.
- Confirma que todos los químicos, como aceite y anticongelante, se encuentran en niveles óptimos. Esto contribuirá al buen funcionamiento del automóvil, una vez que el contexto sanitario te permita realizar viajes largos o paseos más frecuentes -como una salida a la playa más cercana.
- Durante un largo periodo de inactividad, en múltiples componentes de la utilidad, los químicos en modo estático generarán residuos que, al momento de volver a utilizar el auto con frecuencia, afectarán el desempeño general y podrían causar daños como oxidaciones, cuarteaduras en mangueras (fugas potenciales) y ralladuras en el motor, entre otras afectaciones. Este problema se puede atender con el encendido ocasional de la unidad y, especialmente, con la aplicación de tratamientos especializados en la protección y limpieza de los componentes automovilísticos críticos.
- Llena el tanque de combustible. No lo dejes en un nivel mínimo, pensando que no usarás la unidad durante un buen rato. En un contenedor con plena capacidad se reduce la evaporación de gasolina -y a nadie le gusta que su gasto en combustible simplemente se vaporice. En este tema, también debes tomar en cuenta que, en una unidad detenida por un largo tiempo, en el fondo del tanque se pueden generar residuos; si éstos son abundantes, podrían tapar la bomba o afectar el rendimiento del filtro (causando que gasolina sucia pase a los inyectores). Como en otros casos, el encendido regular del automóvil es una medida adecuada para atender este asunto.
Si se pone atención a dichos aspectos, la inmovilidad de tu automóvil, aunque te produzca lágrimas, no tendrá consecuencias a largo plazo; lo que confirma que las acciones de cuidado preventivo, cuando se realizan a tiempo y con el apoyo de los productos más innovadores, son esenciales ante cualquier situación. Cuida tu automóvil, respeta las medidas sanitarias vigentes y, sobre todo, no desesperes ni te agobies: regresaremos al camino de las aventuras.
Por: Gabriela Zatarain, Gerente de Marca Sea Foam en México